Hay lugares que la línea que separa la vida del humano y la vida salvaje es muy fina, los dos mundos son líneas paralelas, muchas veces juntándose y difuminándose sin saber donde empieza un mundo y donde empieza el otro, siendo los dos el mismo mundo. Hubo un tiempo en que fue así en todo el planeta. Vivir la vida salvaje engancha y hace que nazca en ti un deseo de volver y volver y un anhelo de que sea tu estilo de vida de por vida.



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